9 dic 2008

NOS MANDARON PARA EL PATIO


Debo reconocer que no sé cómo desarrollar esta nota sin que irremediablemente concluyan que soy un egoísta insensato. Porque la tarea a continuación es una infructuosa defensa que, para muchos, será incomprensible o inane (lo cual no sé qué es peor), pero me siento en la obligación de hacerlo.

Será como defender al Patas, como abogar por la transparencia de José Obdulio, como ser hincha del Real Cartagena (o de Millos o de Santa Fe, el paridero es el mismo), como apostar por la entrada a Harvard de una reina de belleza paisa o como ser por estos días uribista en Nariño. Terriblemente difícil: voy a defender a un asesino. Al matón más noble, al sicario silencioso, al amigo el cigarrillo.

¿A qué cabeza encogida, cicatera, convulsionada, paranoica y exagerada se le ocurrió que podía, a través de artilugios legales, privarnos del libre derecho de asesinarnos, lenta y dulcemente, donde se nos viniera en gana? Privarnos de morir de manera progresiva en nuestra ‘humósfera’ de tabaco (que ya no de hierba), entregados taciturnos al placer de cada fumada y, por sobre todas las cosas, siempre de la manera más inofensiva, porque un fumador ni mata una mosca ni quiebra un plato. ¿Quién con malsano egoísmo decide que para disfrutar su espacio tiene que ocupar el de otro? ¿No cabemos todos acaso? ¿Y no fue para ello que se reglamentaron las dichosas zonas de fumadores?

Salen puritanos a decir entonces que son incluso los ‘no fumadores’ (o fumadores pasivos) quienes resultan más perjudicados por el humo del cigarrillo. Tercos. Si fumáramos todos sería distinto. Cómo no hacen el mismo berrinche por la contaminación ambiental (que me muero de la pena pero no es por culpa del cigarrillo) producida por las industrias y sus desechos, las fumigaciones con veneno y los turistas del mundo que lanzan sus bolsas plásticas al mar para asfixiar tortugas. Ahí sí no se oyen sus bullas sobre la salud personal y colectiva. Ahí sí no.

Que hayan empezado con esta persecución al cigarrillo, debo confesar, me lo he tomado como una afrenta personal, porque apuesto mil a uno que detrás de este acoso están dos tipos de personas que no tolero: los que dicen defender a ultranza el medio ambiente (¡y que de ambiente no tienen absolutamente nada!) y los ex fumadores. Ambos exagerados. Los primeros porque lo obligan a uno a tragarse las uñas con tal de no escupirlas a la calle (porque dizque se demoran en degradarse), y deshojan margaritas mentalmente porque el romanticismo del “me quiere, no me quiere”, sacrificando pétalos, les parece asesino. Y los segundos, porque se creen reconvertidos con derecho a asquear de frente a quienes, según ellos, no nos hemos superado. ¡Qué pereza!

Pero volvamos a lo de la medida tomada en resolución por el ministerio de Protección Social, cuyas consecuencias negativas no son sólo personales, sino también económicas. ¿No pensaron acaso que muchos sitios (bares, discotecas y cafés, por ejemplo) se quedarán vacíos por esta ingenua prohibición que espanta la gente? El día que implantaron la medida entré al café de siempre (que extrañamente estaba solitario) y me escabullí por donde entré apenas vi los letreros prohibitivos. Es que como decía mi abuelita: “tinto sin cigarrillo, sabe a mierda con pitillo”.

Se tiraron de tajo la bohemia, frustraron a los escritores que se inspiraban con su pipa en el café de la esquina, acabaron con los universitarios que dominaban sus nervios con el cigarrillo antes de entrar a un parcial final de cálculo lineal. Qué será ahora de los galanes de bar que se solían acercar a la mesa de una solitaria jovencita con la excusa de encender su cigarrillo, de los acróbatas que se divertían hacían figurines con el humo en la habitación de un hotel, de los responsables bebedores que evitaban salir a fumar al exterior para que no los pateara el sereno… ¡Sin consideración todos pa’ fuera!


PD: Las desgracias se juntan todas. Mi odontóloga me prohibió el cigarrillo por quince días (¡quince días!) hasta terminar el blanqueamiento, que será como borrar el tablero. Es la primera nota que escribo sin pitar un cigarrillo y, bueno, juzguen ustedes la falta de inspiración en este momento.

1 dic 2008

EL NUEVO OCUPANTE DE NARI…



A propósito del rifirrafe manido en el que se convirtió el cuento de la Reelección presidencial y con la alta posibilidad de que ya no sea aprobada para el 2010, hay que empezar a pensar, en serio, quiénes serían los eventuales ocupantes de la Casa de Nari. La gente se pregunta: ¿Si no es Uribe quién? Pues bien, malos hay muchos…

JUAN MANUEL SANTOS: Para muchos es el uribista natural que debería suceder a Uribe, porque representa la continuidad de la mano dura de la política de Seguridad Democrática. Tiene unas excelentes recomendaciones, entre ellas la de Salvatore Mancuso quien aseguró que Santos le propuso al desaparecido jefe de las AUC, Carlos Castaño, derrocar al entonces presidente Ernesto Samper. La misma propuesta se la hizo a la guerrilla. Es el ejemplo de la doctrina de Maquiavelo que reza que “el fin justifica los medios”, por eso no escatima esfuerzos en hacer notar su carencia de escrúpulos al montar cuantos ‘falsos positivos’ sean necesarios para demostrar su diligencia. Con él las relaciones con Venezuela están aseguradas pues Chávez no lo baja de “cobarde, títere y arrastrado del imperio”, además de acusarlo de fraguar con la oposición venezolana un golpe a su gobierno.
Observación 1: Tiene al diario El Tiempo en el bolsillo.
Observación 2: A mí me da miedo.


LUCHO GARZÓN: Su paso por la alcaldía de Bogotá dejó una sensación extraña: la mitad de los ciudadanos lo adoran porque dio alimentación y educación; la otra mitad lo odia argumentando que Lucho descuidó el mejoramiento estético que venía consiguiendo la ciudad. No esperemos que, de llegar a Presidente, construya más vías que Andrés Uriel Gallego… ¡Ups, perdón!, corrijo: Andrés Uriel no terminó ninguna.
De otro lado, su pasado sindicalista podría facilitar una disposición de Obama a firmar el TLC, pero seguramente bajo otras condiciones. Tiene el perfil para negociar con la guerrilla, sin que sea a punta de plomo.
Observación 1: No tiene primera dama oficial.
Observación 2: Los que comen 3 veces al día no lo quieren, por lo general.


GERMÁN VARGAS LLERAS: Ostenta uno de los títulos más desafortunados del país: es uno de los políticos más amenazados y ha sido objeto de varios atentados, uno de los cuales le quitó un dedo de la mano. Aún no se lo han devuelto. Desde que llegó de España, luego de un curso intensivo de 3 meses, ha empezado una campaña a lo largo del país para tantear terreno. Si yo fuera uribista, debo confesar, sería mi candidato, pero como no lo soy... El doctor Vargas Lleras es un experto en conseguir buenos puestos para sus copartidarios y dicen que para suplir las dos falanges faltantes siempre tiene un cigarrillo que hace las veces de dedillo. (Perdonen, este ha sido un muy cruel comentario)
Observación 1: Acopio de ceniceros en la Casa de Nari.
Observación 2: Es más volteado que Laiza (políticamente, quise decir).


RAFAEL PARDO: Es como un manatí: si uno lo ve en televisión uno lo reconoce, pero uno nunca se acuerda cómo es que se llama. Sin embargo ha sido un político juicioso a pesar de las acusaciones que le hicieron Santos (el maquiavélico) y Uribe para enlodarlo relacionándolo con las Farc. Por primera vez rectificaron. No sé, lo veo más de Canciller que como Presidente, aunque su hoja de vida es envidiable.
Observación 1: No se confundan, no es el director de la revista Cambio. Ese es Rodrigo Pardo.
Observación 2: Su timidez transmite la idea de que estaríamos desamparados.


CARLOS HOLGUÍN SARDI: ZZZZzzzzzzz!!!
Observación 1: Ninguna.
Observación 2: Que ninguna, gracias.


NOEMÍ SANÍN: Siempre es una ilusión que una mujer llegue a refrescar el machista panorama nacional de nuestra política. Pero Noemí anda tan desconectada del país desde hace tanto tiempo, por andar en sus labores como embajadora en España y Reino Unido, que mejor servirle a la patria desde afuera, porque realmente es una excelente publicista de nuestro país.
Observación 1: Se ha quemado dos veces como candidata a la presidencia.
Observación 2: Durante la toma del Palacio de Justicia ordenó transmitir un partido de fútbol en vez de los fatídicos hechos. Lo dicho: como publicista excelente.


DAVID MURCIA GUZMÁN: De Mala Gana lo pongo porque algunos lo empiezan a incluir en el sonajero. Quienes lo postulen, debo decir, serían De-Masiado-Güevones.
Observación 1: No le crean lo que diga.
Observación 2: No sería justo con nosotros tener Presidente más feo que Bolivia.


GUSTAVO PETRO: Arrastra un lastre tras su espalda por haber sido guerrillero del M-19, que estaría lejos de alcanzar la Presidencia. Por un buen tiempo, por lo menos. No lo imagino de otra manera que como opositor, buen opositor.
Observación 1: Cuando saque a la luz un tema escabroso que implique al gobierno… créanle.
Observación 2: Si algún día le pasa algo, ya pueden imaginarse el culpable.


ALFONSO GÓMEZ MÉNDEZ: Al ex fiscal es agradable escucharlo en ‘Hora 20’, pero infortunadamente (¿o afortunadamente?) jamás llegará a ser Presidente.
Observación 1: Es un viejito lo más de buena gente.
Observación 2: (Que el lector se imagine una pompa de heno en mi mente).


SERGIO FAJARDO: De la dinastía de los paisas que ya no capan pódium de popularidad, Fajardo dejó demostrado en la alcaldía de Medellín que no sólo fue el mejor alcalde del país, sino uno de los mejores de Latinoamérica. No sabe un pito de política (de esa tradicional de roscas y leguleyos, por lo menos) lo cual lo hace el menos contaminado, aunque también el menos preparado.
Observación 1: Parece el más honesto.
Observación 2: Qué le puedo hacer… es mi candidato.



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