11 feb 2009

¡Ojo con Uribito!


A riesgo de aumentar su popularidad (porque así pasa con los uribistas que entre más palo les den más suben en las encuestas), voy a referirme al saliente ministro de Agricultura, Andrés Felipe Arias, ahora que se lanzó como el primer toro (¿o torito?) al ruedo, como el primer pato (¿o patito?) que se lanza al agua. “Quiero ser Presidente”, anunció Uribito.

Me preocupa sobremanera que llegue a convertirse en realidad el sueño de Uribito (que puede ser también el de Uribe), porque no me quiero imaginar lo que será soportar otros 8 años más (¿o 12 o 16?) a los colombianos hablando con diminutivos de esas “carnitas jovencitas” en esos “huesitos jovencitos”. Porque si su predecesor despertaba comentarios alagueños, ahora sí se van a derretir las señoras uribistas con este pimpolluelo. ¡Y qué mamera!

Hasta hace un tiempo creía que Urbito no tenía ni la menor posibilidad de llegar a la Presidencia. Hoy pienso lo contrario. Tiene muchas. Visto como está tentativamente el abanico de precandidatos para la consulta interna del Partido Conservador (si es que aún existe), Andrés Felipe es a quien veo con más posibilidades de ganar.

El ex Ministro no sólo cuenta con el guiño y empujón del presidente Uribe, sino que muchos miembros vienen buscando un rostro joven que refresque esa imagen anquilosada y vetusta que ha venido tomando ese Partido. Como “supuestamente” intentaron hacer con el hijo de Álvaro Leyva Durán lanzándolo como candidato a la Alcaldía de Bogotá (era el de TransMilenio a $1.000 pesos).

No leo el futuro como el psíquico Armando Marti, pero casi podría apostar –para mi desventura- que Uribito saldrá victorioso de esa consulta interna. Claro, otra cosa será en las elecciones nacionales, pero los sondeos día tras días lo muestran en ascenso, aún más, incluso, que candidatos uribistas que lo doblarían en materia de experiencia.

Lo que no me gusta de Uribito

Yo no discuto para nada su excelente hoja de vida, ni mucho menos su edad. Ser joven no es un pecado ni aquí ni en ningún lado. Son más bien esos sentimientos de madurez prematura y superioridad inmaculada que intenta transmitir, los que me hacen desconfiar de su gestión en caso de ser gobernante. Porque será un prepotente a la hora de escuchar las demandas sociales de la gente y su famoso coeficiente intelectual lo llevará a creer que trata con un pueblo ignorante, al que no tiene porqué consultarle.

Uribito es ambicioso (como todos los niños consentidos) y sus ganas de ser grande lo hacen parecer a veces como los adolescentes que dicen estar suficientemente grandes para “frentear” la vida, porque ya tienen catorce. Y se equivoca Andrés Felipe. Porque gobernar no es administrar la propia vida, sino la de muchos millones. Su otro defecto, quizás más marcado, es que tiene la temperatura tan caliente como Uribe (por eso ambos toman gotas homeopáticas) y en varias ocasiones ha dejado ver que esa temperamental personalidad reduce las posibilidades de un debate.

Cuando salía en defensa como guardia pretoriana del presidente Uribe descalificaba a los opositores con calificativos personales y no con sendos argumentos como uno esperaría de un político que quiere ser gobernante. Lo hizo con miembros del Polo (ese partido que antes significaba una verdadera alternativa hasta que decidieron elegir al doctor Ordoñez como Procurador), también se fue directo a la yugular de la ex ministra Cecilia López y creyó estar por encima de todos aquellos que alertaron la barbaridad que iba a cometer su cartera en el caso Carimagua.

Eso, en resumen, permite vislumbrar que Uribito en la Casa de Nariño será tan intolerante con la oposición y con la prensa, como dio ejemplares muestras su antecesor (si es que en efecto decide dejarle libre la plaza). Y ni qué hablar de la posibilidad de un Acuerdo Humanitario, cuando en las primeras declaraciones sobre el tema asegura que para negociar no despejará “ni un milímetro” de territorio para “esos bandidos” porque, como buen soldado que fue, cree que todos los conflictos se resuelven “a bala”.

Amanecerá y veremos, decía el ciego, amanecerá y veremos si es que nos toca repetir más de esta sopa por cuenta de esta copia rencauchada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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