18 mar 2009

¿OTAN PARA SURAMÉRICA?


El Consejo de Defensa Suramericano es sin duda otro precioso gol que anota el brasilero Lula Da Silva. Lo que hay que ver es si esa anotación fue para un simple partido amistoso, o para poner a clasificar al equipo.

Digo que es un gol porque con éste se posiciona, aún más, ya no solo como el jefe de una de las potencias económicas del mundo, sino también como una pieza fundamental en los análisis que hace la ONU permanentemente sobre la región. Su preponderancia e importancia la manifestó el mismo presidente Obama, quien le pidió que lo llamara Barack, así, con confianza, como cuando Bush le decía a Uribe: “amigouuu”.

La propuesta de crear un Consejo de estas magnitudes en esta parte del continente es un privilegio que sólo se podía dar Lula dadas sus circunstancias de “gran hermano” (como atinadamente lo han venido calificando). Y la idea, hay que reconocer, es muy buena. Pero también puede convertirse en una institución inservible e inane donde sus miembros se reúnan anualmente únicamente para decir babosadas. Cumbres, como ya hay varias, que de efectos prácticos no tienen nada.

Lo que se requiere en un clima tan feroz, como el que viven nuestras fronteras, es promover algo más contundente. ¿Qué pasaría -me pregunto y les pregunto yo-, si pusiéramos a funcionar algo que podría considerarse como una suerte de OTAN suramericana? Esto es -palabras más, palabras menos-: crear un ejército conjunto. A mi juicio podría llegar a ser lo más conveniente, pero bienvenidas las objeciones. Un ejército permanente, con capacidad y autoridad de atravesar, por ejemplo, de Colombia a Ecuador, o de Colombia a Venezuela, aseguraría que las fronteras no se convirtieran en hervideros y, sobre todo, en santuarios terroristas. Sin mencionar los muchos beneficios que traería para combatir ese veneno que nos cunde que se llama narcotráfico.

La cabeza de generales ya está: son justamente ese Consejo de Defensa Suramericano conformado por los ministros de defensa de los doce países, al que habría que sumarle los generales de las fuerzas militares. Y cuyo comando militar ya no estaría en Bélgica (como pasa con la OTAN), sino en Brasil, nuestro pariente neutro. Si coincidimos que el objetivo común es atacar los delincuentes que toman ventajas en las fronteras (y dadas la falta de diligencia de algunos gobiernos para hacerlo) no habría excusa para no aceptar este nuevo ejército.

Dirán entonces que no hay plata para conformar otra guardia fronteriza. Pues yo sí creo que haya. En los últimos 5 años el presupuesto en defensa de América Latina y el Caribe aumentó la pendejadita del 91 por ciento. Plata hay para la defensa y la ha habido siempre, haya o no haya crisis. Lo que sí habría que hacer es destinar parte del desembolso en defensa local, para la conformación de esta defensa internacional. Por carambola se está combatiendo al mismo enemigo interno.

Eso sugeriría entonces que no habría que recurrir a operaciones ‘Fénix’ como en la que se abatió a Raúl Reyes en Ecuador, porque: en primer lugar, ese guerrillero no podría estar en una frontera que patrulla este ‘Ejército Suramericano’; y segundo, porque en caso de encontrarse allí sería esa misma fuerza internacional la que se encargaría de ejecutar la operación coordinada, en este caso, por el Ejército colombiano.

Dos pájaros de un solo tiro: se limpia de impunidad las fronteras y se cuenta con una Suramérica más unida en caso de que algún otro gobierno, por fuera de la región, decidiera atacar a uno de los países miembros del Consejo. Una gran cancillería de la Defensa.

Quiero pensar que no son solo globos de utopías, sino reflexionar qué pasaría. Evaluar las salidas posibles en vista de que la diplomacia ha resultado infructuosa para que nos colaboren con desarmar el terrorismo y el narcotráfico. ¿Será apostar a mucho? ¿Qué tan abiertos a una propuesta como esta estarían los presidentes Chávez y Correa? Eh ahí el embrollo del asunto, porque son sus fronteras, no las de Perú, Brasil y Panamá, las que nos causan tantos problemas.

Claro, antes necesitaríamos nosotros tener una cancillería sólida, un ministerio de Defensa serio -¡y prudente!-, liderazgo, madurez y dignidad, ésta última que sólo conoce (quién lo iba a decir) el vicepresidente Pacho Santos.

Habrá que esperar y seguir buscando fórmulas. Abusando del lugar común hay que decir que, mientras tanto, nos tocará seguir viendo a Brasil: el único al que se le ve jugar bien, con carácter, seriedad, y con su seductor “jogo bonito”.

Paraguas:
Ya estaba lista esta nota antes de recibir atónito la noticia de que el nuevo Procurador (justo título para este fanático pro-Curas) resolvió absolver al ministro de Protección Social y al embajador Sabas Pretelt en el caso de la Yidispolítica. Volveré a abrir este paraguas en otra oportunidad, si es que el diluvio de escándalos semanales lo permite. Solo una puntica: ¿si estaba tan convencido de la inocencia de sus acciones, porque el solapado Gobierno le ofreció 1.700 millones de pesos a Yidis para que no publicara el libro en el que relataría al detalle cómo se fraguó el cohecho? Porque cohecho sí hubo, si no ¿por qué a Yidis y Teodolindo los metieron a la cárcel?

No hay comentarios: