4 mar 2009

EL JABÓN EN LAS MANOS


Queridos amigos uribistas, discúlpenme que haga de abogado del diablo. Otra vez. Nuestro presidente –sobre todo de ustedes que votaron por él- está perdiendo el control de la situación y ya no tiene el sartén por el mango como se decía lo tenía antes. Es muy cuestionable que esté tan deteriorada su gobernabilidad estando ya en su segundo periodo.

Los recientes sucesos de las interceptaciones ilegales del DAS, para favorecer quién sabe a quién; las salidas en falso de su ministro estrella, Juan Manuel Santos; las rectificaciones que tiene que hacer a sus demás funcionarios; la ineptitud del Comisionado de Paz; la cúpula militar solicitando consejos de seguridad extraordinarios; miembros del Ejército promoviendo falsos positivos; el negocio de las pirámides que no se detuvo a tiempo; las crisis diplomáticas; el fracaso de la política antidrogas (porque cada vez hay más coca) y un Parlamento andando a media marcha, y mal; sugieren que el Gobierno está cundido de ruedas sueltas que en seis años no se han podido engranar.

Oigo a muchas personas (y mi madre la primera) diciendo que el pobre Uribe qué culpa tiene si “le resultan tan malos, inútiles y corruptos” sus empleados. “Madrecita –trato de explicarle siempre-, la tiene toda. Fue él quien los eligió, no fue otro”. Entonces que no vengan a decir “qué culpa tiene él”, pues la función de un Presidente –y de cualquier gerente de empresa- es poner a funcionar a sus empleados y asumir las responsabilidades de sus fracasos y desagravios. No se puede lavar las manos con el cuento simplista de que “le resultaron malos”. Inaceptable, por decir lo menos.

Como sucede con el jabón que se resbala, se sale de control, rueda por el suelo y si no se presta atención se termina en una destutanada la tenaz, así están en las manos del presidente Uribe los funcionarios más trascendentales para el país. Insisto: después de 6 años.

Para ilustrar cómo es de evidente la pérdida de poder de maniobra del Presidente basta ver su famosa coalición uribista (fundamental para materializar su proyecto de gobierno). Está pegada con babas y lo estará menos cuando el doctor Uribe diga que no le apuesta a una segunda reelección. En otras palabras: se le saldrán de las manos.

Salvo el sentimiento generalizado de sentirnos más seguros (¿vigilados?), su gabinete ministerial y el pleno de congresistas, no lograron convencernos de un verdadero proyecto de país que nos conduzca hacia el progreso económico y social de manera sostenible. Claro: ya podemos viajar, pero si no hay vías en buen estado para qué nos invitan a vivir Colombia y viajar por ella. Claro: aumentó la inversión extranjera, pero si no tiene incidencia real en los sectores populares y beneficia únicamente a los más pudientes, pues no sirve de nada. Eso, amigos uribistas, es falta de gerencia.

La anhelada paz tampoco se concretó. Darle duro a la guerrilla no es construir la paz, señores y señoras gobiernistas, es agitar la guerra si, además del plomo, no se abren caminos para por lo menos sacar los secuestrados de la selva. No se puede gobernar con las tripas. Y la figura del Comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, que debería ser completamente neutral –pero dinámica- terminó politizada e inservible. A éste sí que se le salió el jabón de las manos.

Entonces, luego de 6 años con el gerente Uribe, hay que empezar a hacer la diferencia que Popularidad no significa Gobernabilidad. La primera da votos, la segunda resultados. Discúlpenme si después de 2.400 días demando un poco más de resultados y menos palabrería.


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