30 mar 2010

Bitácora del conflicto


Imperdonable. Con qué otra palabra se califica el calvario que tuvo que pasar Pablo Emilio Moncayo en la selva del enemigo. Doce interminables años, doce. Pregúntese cuántas cosas habrá hecho usted durante ese tiempo: ¿una carrera profesional, un viaje en familia, doce primaveras, el nacimiento de su hijo, el entierro del abuelo, el bautizo del sobrino?

Aberrante. Para Alfonso Cano estas liberaciones deben ser motivo de fiesta, brindis entre miserables pares creyendo que la gente toma su gesto -todavía más miserable- como una proeza compasiva y altruista. Y no, no es admirable viejo hijuemadre… negociar con seres humanos, soltarlos con gotero y mantener en vilo a los familiares no es respetable desde ningún punto de vista.

Demoledor. He visto a los padres de José Libio Martínez -ahora el secuestrado más antiguo- golpear puertas en el Gobierno, en organizaciones no gubernamentales, uniéndose a cuanta marcha se produzca en contra del secuestro e implorándole a los guerrilleros que liberen a su hijo, para que los vea morir de viejos -¡de por Dios!- y pueda abrazar finalmente a su hijo Johan Martínez, a quien todavía no conoce porque fue plagiado cuando su mujer apenas estaba en embarazo.

Arrogante. El presidente Uribe sale con su sonsonete inocuo sobre la posibilidad de un acuerdo humanitario bajo ciertas condiciones, cuando ya tiene un pie afuera de la presidencia y no puede –y ni en el fondo quiere- concretar para que salga la veintena de canjeables que todavía permanecen retenidos. “Ahí les dejo ese trompo”, sugieren sus acciones, enchicharronando a todos los candidatos que se prestan al jueguito.

Suspicaz. El silencio del soldado Calvo es locuaz y sugestivo. ¿Con qué mensaje lo mandaron las Farc y el Ejército evita a toda costa transmitirlo? ¿Acaso hablar pone a sus compañeros de secuestro en peligro? ¿O simplemente hace uso del derecho personal de cerrar ahora el pico para luego convertir la historia en libro? Como sea, soldado Calvo, ahora es libre y bienvenido.

Interesante. Por decir lo menos, la manera como ha empezado a jugar un papel fundamental la tecnología en todo este conflicto. A través de Facebook se convoca al pueblo a rechazar masivamente las Farc; y a través de Twitter (la red social, no el pajarito) se hace una suerte de minuto a minuto de los operativos de liberación, como compensación para que los medios no queden totalmente excluidos. Mañana compra de granadas y morteros por MercadoLibre, la otra semana chat con Rodrigo Granda y con Grannobles, y la siguiente videoconferencia online con Iván Márquez originando desde el estado Apure.

Interminable. Seguir hablando de estos temas, cuando el secuestro debería quedar totalmente abolido.

Sargento Moncayo, tiene un padre cuya grandeza pone en ridículo cualquier hazaña parecida. Siéntase orgulloso, sus pasos dejaron una honorable huella en el camino.

Senadora Piedad Córdoba, por su gestión nuevamente Gracias, así muchos la califiquen de vulgar oportunismo. Yo lo dudo.

Comisionado Frank Pearl, hizo un trabajo profesional y discreto. Igualitico a los tiempos de Luis Carlos Restrepo. Entiéndase el deliberado sarcasmo.

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Paraguas: Hierba mala nunca muere. Pregúntenle a ese santo que es Victor Carranza, cuyas víctimas están sepultadas bajo su imperio de oro verde.

www.jotaochoa.blogstpot.com

2 comentarios:

The Journindie dijo...

Decepcionante. Colombia entera se lanza en insultos contra Moncayo mientras elige políticos paracos.

Jota Ochoa dijo...

Tienes razón... Espero esta absurda polarización se acabe con el próximo gobierno. Gracias por el comentario.