18 nov 2008

LIBEREN A TODOS LOS POLÍTICOS !!!


Publicado el Jueves, 21 de agosto de 2008

Contrario a lo que piensan muchos: yo me alegro de que hayan liberado a Mario Uribe y a William Montes. Que estuvieran adentro era peor. Empezaban a corromper a los otros presos. Y si bien es cierto que las cárceles son universidades del crimen, tampoco hay porqué llevarles docentes semejantes.

La decisión de liberarlos creo fue la mejor por varios factores. Estaban, entre otras cosas, despertando la envidia de sus vecinos que veían con recelo las mucho mejores celdas que tienen los políticos en La Picota. Salta a la vista el pabellón de estos próceres (familiarmente llamado entre los internos ‘El Congresito’), con sus muros pintados de blanco y con más visitas a diario que las reglamentarias para cualquier otro recluso. Luego, en primera instancia, liberar a los políticos, sacarlos, disminuye el altísimo nivel de envidia que de por sí ya impera en los pasillos.

Pero, además, tengo un motivo digamos que personal para tener tanto optimismo. John Jairo, que ustedes no conocen y yo apenas conozco por oídas de una tía mía, es un muchacho medio bien, medio noble, aunque descarrilado. Tiene veinticinco años y es el hijo mayor de la empleada de mi tía. Pues John Jairo, que es apenas un neófito bandido, tiene su celda en ‘La Picota’ a unos cuantos metros del famoso ‘Congresito’. No imagino lo que terminaría siendo –o haciendo- de continuar con tan inoportunas compañías. Él no es un profesional en el delito, por eso entre mejor esté rodeado, más esperanza existe que John Jairo retome el buen camino.

Dice una tesis por ahí, del marqués de Beccaria si no me equivoco, que el reo debe estar en custodia el menor tiempo y sólo el suficiente para que alcance a regenerarse, más no para que termine de dañarse. Pero en este caso es distinto, es más sano no meter entre las manzanas medio dañadas a una fruta podrida. Seamos sinceros ¿quién le quita los vicios a un político?

Por eso invito a los más de 30 congresistas que están detenidos por el proceso de la parapolítica, para que renuncien pronto a sus fueros -como ya lo han venido haciendo algunos- y sean investigados por ese coladero en que ha empezado a convertirse la Fiscalía. Si permanecen en manos de la Corte Suprema es posible que se cometa una inhumana injusticia, condenando a nuestros ‘inocentes’ presos a perder la única esperanza de regenerarse.

Ahora, si se me permite, la mejor opción es que pidan casa por cárcel. Ni prisión, ni de vuelta al Congreso, porque está comprobado que los más susceptibles al delito son los presos y los políticos. Busquen -si lo quieren con un pacto- refundar una isla en el Caribe para que moren con comodidades; lo importante es que vayan al lugar donde hagan menos daño.

Son ideas apenas. En fin, lo que en verdad celebro es que los parapolíticos (elenopolíticos y farcopolíticos) no paguen su ‘cuota de cana’. Porque como decía el lúcido Alberto Dangond Uribe: “En las cárceles nuestras los buenos se vuelven malos y los malos peores”. Como también es cierto que hay unos tan peores, que sería mejor nunca pisaran las cárceles.

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