18 nov 2008

Lo que haría con una base de datos


Publicado el Martes, 11 de noviembre de 2008

No recuerdo qué universidad ridícula y goda fue a la que le dio por colocar una cámara de video frente a los ojos de los aspirantes a estudiantes, al momento de exponerlos a diferentes imágenes. Si a un joven se le expandía la pupila al ver, por ejemplo, la foto de un modelo apuesto, el joven no era admitido en la universidad porque podría ser un homosexual en potencia.

Así de ridículos empezamos a vernos nosotros al empezar a aplicar una práctica, tan patética y evidentemente violatoria de los derechos a la privacidad, como la de entregarle al Estado (¡a éste Estado, nada más y nada menos!) la base de datos de los estudiantes y docentes de las universidades públicas. ¡Qué horror! Y qué paranoia andar buscando posibles terroristas en las universidades, de la misma manera como la universidad anteriormente citada se obsesionaba por identificar posibles homosexuales.

No niego que sea tentador tener una base de datos como la que pidió el fiscal Jorge Iván Piedrahita, pero estrictamente para alimentar el morbo de la curiosidad y no para hacer inteligencia. Incluso, la preferiría más completa, más amplia. Incluiría a todas las universidades, públicas y privadas y allí debería estar consignado todo lo referente al estudiante: hábitos en la universidad, calificaciones pormenorizadas y una valoración detallada de cada docente. Así sí.

De tenerla, empezaría por husmear el antecedente estudiantil del presidente Uribe, para consultar si realmente vio en la Universidad de Antioquia una clase llamada Derecho Constitucional, en la que se enseña que la Constitución es la Carta Magna que ampara a todos los ciudadanos -y no- el cuaderno de apuntes de un gobernante. Porque allí se precisa una diferencia oceánica.

Después revisaría cómo hizo Juan Manuel Santos para pasar el Examen de Conciencia, a no ser que haya sido a punta de positivos. Puntos positivos, quiero decir. Seguiría con Valencia Cossio con la seguridad de que se rajó en Ética también en la prestigiosa Universidad de Antioquia. Vería qué pasó con José Obdulio, quien no aprendió que “Desplazamiento” no es sinónimo de “Migración”, ni mucho menos cabe como sinécdoque denominar a la “Universidad Pública” igual que a un “Campamento”. En la lista continuaría con Luis Guillermo Giraldo, abogado javeriano a quien no entiendo cómo carajos le dieron el título si ni siquiera sabe redactar un párrafo tan trascendental como el de su promovido referendo. Y de paso averiguaría un poco sobre los 5 millones de firmantes, que al parecer no se percataron del error por no saber leer (leer bien, por supuesto).

Susceptibles de indagación rigurosa estarían Samuel Moreno, Jota Mario Valencia y el ex presidente Pastrana, cuyas ineptitudes generan verdaderas dudas de su paso por el Alma Mater. O si es que Pacho Maturana perdiendo –como es su máxima- se graduó un poquito de odontólogo. O si Sabas y el ministro Palacio consiguieron el diploma cediendo el puesto en la cafetería y la mañita les quedó gustando. O por qué Samper se quedó con la convicción de que es lo mismo “ingreso ilícito” que “ingreso insólito”. En fin, me divertiría mucho desempolvando los antecedentes de unos cuántos.

Pero es justamente para resolver este tipo de pesquisas que serviría una amplia base de datos. Cualquier otro uso no sería más que una exageración y una falta de respeto con los ciudadanos.

1 comentario:

Jota Ochoa dijo...

Comentario de prueba.